lunes, 17 de mayo de 2010

Las raíces olvidadas por Juan Martín Estrada

La migración como el fenómeno de desplazamiento humano sobre la superficie terrestre cuya consecuencia es el cambio de lugar de residencia, ha ocurrido desde tempranos momentos en la historia de la humanidad. La migración es un fenómeno de carácter universal el cual ha estado presente a lo largo de la historia en todas las culturas y ha respondido a un océano de factores de corte político, socioeconómico, religioso, militar, familiar, como consecuencia de catástrofes generalizadas, entre muchos otros los cuales han situado a la migración en un tema de altísima relevancia en el afán de la humanidad de comprender sus orígenes y desarrollar mecanismos de interacción promotores de estabilidad, desarrollo y prosperidad. Los cambios naturalmente generan consecuencias, por consiguiente la migración humana ha desatado un sinnúmero de situaciones conflictivas a lo largo de la historia, situaciones que ha sido menester analizarlas pormenorizadamente con el objetivo de construir posibles soluciones. Es así como las migraciones conllevan a efectos positivos y negativos tanto para las masas migrantes como para las aéreas receptoras de migración. Como ya se argumentó el fenómeno que atañe la presente reflexión tiene un sinnúmero de antecedentes a lo largo de la historia, no obstante, y lo exponemos como la primer tesis importante, el fenómeno de la globalización ha repotencializado las consecuencias negativas de la migración. El actual panorama migratorio, en donde los centros de poder económico y de concentración de capital reciben diariamente una cascada de migrantes de países pobres en su mayoría trabajadores no calificados, ha generado una compleja situación, la cual viene siendo enfrentada por las autoridades de los países de primer mundo con diversas herramientas pero con resultados dudosos. Consecuencias como esquemas de xenofobia, violencia, pobreza, criminalidad se agudizan cada vez más en los centros receptores de migración, no obstante las herramientas implementadas en su mayoría no atacan las raíces del fenómeno de la migración.
La presente reflexión que tiene como tema central la migración ilegal de personas a los considerados países de primer mundo, se hace aún más relevante ante la actual situación del estado de Arizona en donde recientemente el Congreso Estatal aprobó una controversial ley que posibilita a los agentes de policía exigirle a las personas en la calle sus documentos tras cualquier “duda razonable” a fin de determinar su situación migratoria. La ley igualmente supone unos cambios en materia penal, tipificando una serie de conductas por cuya violación conllevaría sanciones pecuniarias y hasta la privación de la libertad como no portar la tarjeta de residencia, llevar en el carro a un indocumentado, detenerse en la calle para contratar un jornalero. Hasta la fecha de la promulgación de la mencionada ley en Estados Unidos no le estaba permitido a las autoridades policivas exigirles a las personas la presentación de documentos a no ser que se tuviera una fundada sospecha de la comisión de una conducta ilegal. De igual manera, en Estados Unidos ningún documento es obligatorio, situación que según los legisladores estatales era una situación aprovechada por los indocumentados. La ley se promulga en un contexto de preocupante violencia en Arizona, en donde recientemente fue asesinado un agente de policía en manos de un indocumentado y se consolidan fuertes denuncias por parte de ONG de derechos humanos sobre el comportamiento arbitrario y abusivo de los policías del estado. Toda esta situación es agudizada por el tema del narcotráfico ya que Arizona se constituye en un paso importante de drogas entre México y Estados Unidos.
La ley ha desatado una gigantesca ola de críticas en el país norteamericano, en donde diversas organizaciones de migrantes hispanos han promovido fuertes protestas. Según estos movimientos la ley es abiertamente discriminatoria y además argumentan promueve directamente el odio racial y como también fuertes esquemas de xenofobia. Por su parte la rama ejecutiva en cabeza del Presidente Obama condenó de igual forma la reforma legal argumentando “esta ley contradice los principios básicos de justicia que nos distinguen como norteamericanos". Según fuentes oficiales en los Estados Unidos trabajan más de 10 millones de indocumentados.
La mencionada ley, que aun cuando tiene unas inmensas particularidades en cuanto tipifica penalmente la migración ilegal, se enmarca dentro de una fuerte política migratoria impulsada por las autoridades de Estados Unidos en su afán de controlar la migración ilegal y las delicadas consecuencias que esta trae para su país. Políticas que quizás tienen como bandera la construcción de un largo muro en la frontera con México para controlar el ingreso de indocumentados. De esta manera, el problema funcional es el de contrarrestar la creciente migración ilegal y sus marcadas consecuencias negativas en términos de violencia, disminución de salarios, criminalidad entre otros.
Para efectos de la labor comparativa es importante ahondar en la situación de España, un país que en términos migratorios presenta una situación similar a la norteamericana. Mientras Arizona se consolida como la puerta de entrada de inmigrantes latino americanos a los Estados Unidos y Norte América, España es sin duda la puerta de entrada de la migración ilegal a Europa. Según estimaciones oficiales en el país ibérico habitan más de 300 mil indocumentados de diversas nacionalidades entre las cuales se destaca la presencia de marroquíes, ecuatorianos, colombianos, rumanos y búlgaros. En España la política migratoria tampoco ha gozado de diversos matices. En 2008 España voto a favor de la directiva del Parlamento Europeo según la cual los indocumentados pueden ser detenidos en Europa hasta 18 meses mientras se tramita su expulsión, y a su vez distintos órganos legislativos han adoptado medidas como la de sancionar a quien arriende inmuebles a personas indocumentadas. No obstante aún cuando España presenta una posición tajante frente a la situación de los indocumentados, se han adoptado una serie de medidas impulsadas por los partidos de izquierda tendientes a legalizar la situación de los migrantes, la ley de Acogida de Inmigrantes aprobada recientemente por el Parlamento Catalán es un muestra claro de esta situación. Iniciativas como esta han posibilitado que según cifras de El País de España que en 2004 se legalizaran 250 mil inmigrantes.
Tanto en España como en los Estados Unidos, la inmigración ilegal se ha convertido en un delicado problema de política pública, tanto así que sus implicaciones están en las agendas prioritarias de los respectivos gobiernos. Aún cuando la relevancia política que ha adquirido el tema en los mencionados países tiene consecuencias positivas como es el hecho de aumentar los recursos y esfuerzos públicos, tiene naturalmente unas fuertes consecuencias negativas que pueden obstruir, obstaculizar y desviar los análisis de fondo y consiguientemente los resultados de las políticas implementadas. Esta consecuencia negativa que se da en los dos países no tiene otro nombre que la politización de la problemática, tanto en España como en los Estados Unidos los partidos políticos de corte conservador (Partido Republicano y Partido Poupular) han cooptado el tema para fines claramente electorales. Adoptando un discurso en apología a la seguridad nacional y en algunos casos de superioridad racial, los partidos han participado en ocasiones negativamente frente a la problemática nublando con su discurso las verdaderas consecuencias y las verdaderas raíces de la migración ilegal. Otra situación comparativa a destacar, es que España y la Unión Europea decidieron antes que los Estados Unidos utilizar las herramientas penales para combatir la migración, no obstante la ley de Arizona puede mostrar una tendencia de la política pública americana. En los dos países los ciudadanos muestran una posición reacia frente a los inmigrantes considerando este como unos de los principales problemas a lado del desempleo, la amenaza terrorista y la salud. De la misma manera, esta percepción negativa aumenta considerablemente en periodos de crisis económicas, ya que es cuando algunos ciudadanos se ven en la necesidad de demandar los empleos que generalmente desempeñan los ilegales. La migración ilegal en los dos países toma peligrosas connotaciones con la mezcla del mencionado fenómeno con las prácticas propias del negocio del narcotráfico. No obstante, quizás la conclusión más importante del presente análisis es que tanto España como los Estados Unidos en su afán de combatir la migración ilegal han decidido adoptar políticas superficiales que no ahondan en las principales causas de la migración ilegal. En los dos países las medidas se centran combatir la migración en sus últimos eslabones sin indagar sobre las raíces de la migración. No se ha planteado un debate global sobre las verdaderas razones por la cuales los habitantes de los países pobres se ven en la obligación de emigrar. Las condiciones de desigualdad entre los diferentes países, la inequitativa distribución de la riqueza, la acumulación de capital son las razones de fondo del problema de la migración ilegal. De esta forma, los países que padecen esta situación como España y Estados Unidos deberían atacar la raíz del problema implementando políticas serias y efectivas para desincentivar desde los países de origen la migración ilegal.

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