jueves, 8 de octubre de 2009

La Jihad en el marco de la Sharia: el caso Somalí. Por Pablo Rivas

Durante muchos años, Somalia ha sido desangrada por una Guerra civil que tiene enfrentados a varios jefes de Guerra por un control total del territorio. Por un lado, se encuentran las fuerzas ‘gubernamentales’ del gobierno federal transicional apoyadas por la Unión Africana y el gobierno de los Estados Unidos, que busca implementar un Estado democrático en todo el territorio Somalí. Por otro lado se encuentra las fuerzas ‘rebeldes’ que son mayoritariamente musulmanes fundamentalistas y buscan implementar un Estado musulmán con un derecho basado en la Sharia. El país vive una situación de incertidumbre y caos, donde cada bando tiene alianzas inestables y el control territorial es intermitente dependiendo de las condiciones militares en que se encuentres los Warlords. La lucha lleva desde 1991, cuando el presidente legítimo Siad Barre fue derrocado por una facción paramilitar conocida como el congreso somalí unido. A partir de este momento, el país se resquebrajó, y vive en una constante anarquía dividida por los Warlords locales y el poder intermitente del gobierno federal transicional apoyado por Estado Unidos y la Unión Africana.
En la noticia de análisis, se describe como uno de los líderes de los diversos grupos insurgentes en Somalia, celebra uno de los recientes ataques suicidas a las tropas de la unión africana y clama por más ataques contra los invasores. Para dejar clara su oposición a las Naciones Unidas, ha prohibido el uso de libros escolares donados por la ONU ya que estos no son textos fundamentalistas islámicos. Todo esto, con el objetivo de tomar el control territorial de Somalia y establecer su propia versión de un Estado Islámico estricto.
Los rebeldes islamistas creen firmemente en la Sharia y en la guerra santa denominada Jihad para tomar control de todo el territorio somalí. En teoría, las zonas bajo control de los rebeldes son zonas donde ya se implementa la Sharia y se motiva a la población en la lucha anti-gubernamental por medio de los ataques suicidas. Ergo, las instituciones jurídicas en Somalia son intermitentes y buscan establecer control territorial de Somalia para poder formar un estado fundamentalista islámico. Sin embargo la implementación de las normas islámicas depende directamente del control territorial del que gocen los rebeldes. Al establecer este tipo de Estado, los rebeldes confían en que se logrará la estabilidad y unión nacional de Somalia.
El problema para las facciones beligerantes en Somalia se encuentra en acabar con la anarquía que vive el país por medio del control y la estabilización territorial para poder formar un Estado legítimo y estable. Para los rebeldes, la solución del problema de la anarquía y la falta de orden en Somalia, se encuentra en la fuerza de las armas, en conjunto con la implementación de la Sharia para darle orden al territorio controlado. A pesar de que no toda la población en Somalia apoya la implementación de un Estado Islámico, algunos pobladores dentro de los territorios insurgentes aseguran que los hombres armados por lo menos han establecido cierto orden en sus zonas de control. Se podría decir que la norma estricta de la Sharia en conjunto con las armas rebeldes han logrado cierta estabilidad en la zona. Sin embargo, observando el contexto social, este orden probablemente no durara mucho, ya que la mayoría de la población no comparte la idea de la implementación de un estado fundamentalista islámico. Aun así, los que controlan las armas y por ende el poder político, son los fundamentalistas islámicos y dependiendo de su efectividad militar, serán los que establezcan la norma islámica.
La efectividad o idoneidad de esta solución no es muy amplia. En primer lugar, la población de Somalia no es mayoritariamente islámica lo cual genera oposición al régimen impuesto por aquellos que portan las armas. En segundo lugar, la implementación de la Sharia no necesariamente será la solución final que logre poner fin a años de guerra entre los somalís. Es decir, las causas del conflicto que surgió en 1991 pueden no ser solucionadas por la implementación de un sistema musulmán. El hecho de tener monopolio de la fuerza no significa que éste será eterno, tiene que estar legitimado por un aparato Estatal que traiga desarrollo y bienestar a toda la población de Somalia. Tal vez la solución del gobierno federal transicional de implementar un estado democrático contemporáneo tampoco garantice la paz duradera dentro de Somalia, pero por lo menos dotaría al gobierno de legitimidad. Aun así, hay que hacer un estudio de derecho comparado detallado para encontrar la política pública que se pueda aclimatar o crear para que el pueblo de Somalia pueda tener un Estado adecuado a sus costumbres y su historia, para así lograr la paz duradera y prospera que los somalís por tanto tiempo han buscado por medio de las armas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario